MIA
De MÍA no se ve nada; hay quien dice – está allá abajo – y no queda sino creerlo. Desde arriba hacen conjeturas acerca de lo que está sucediendo, se preguntan si estaría bien o mal encontrarse allá esa noche. MÍA es un nombre de ciudad de lejos, los viajeros no es que tengan intención de ir… pero, ¿qué sentido tiene construir? ¿Cuál es el fin de una ciudad para el que pasa sin entrar?
Hay
quien deja su ciudad para no volver. Cruza las murallas que la rodean.
Siguiendo las mismas flechas, los mismos barrios antiguos. Los suburbios que
debe atravesar no son distintos de otros, con las mismas casas amarillentas y
verdosas. Las calles del centro exponiendo mercancías que no cambiaban en nada.
Así hasta llegar al corazón de la ciudad, de una ciudad concéntrica que no
tiene principio ni final.
Y
el que llega a MÍA finalmente se pregunta, ¿Por qué venir a esta ciudad? El
mundo está cubierto por una única MÍA que no empieza ni termina, sólo cambia el
nombre escrito en grandes letras al llegar.
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